sábado, 16 de agosto de 2008

DURMIENDO CON EL ENEMIGO

Silencio, todos duermen y el ahí, toda la majestuosidad de su cuerpo junto a mi, esa noche podría dar rienda suelta a mis pasiones, el envolverme en sus brazos y dejar que la pasión nos llevara a transes desconocidos.
Lo miro, me respondo a mi misma ¡si yo quisiera, serias mío nuevamente! Contemplo la inocencia en tu dormir, el respirar de tu alma, que debe ser lo único puro, ya que tus pulmones son esclavos sometidos a tus vicios, de tu corazón, si tienes, es solo para tu hijo, pero estas aquí, podría observarte la noche entera y preguntarte tantas cosas, que me respondieras tantas dudas o simplemente si alguna vez me miraste mas aya que una amiga, en fin, mejor daré media vuelta y seguiré durmiendo, tu ya no tienes nada que a mi me interese.
Luego de haber conciliado el sueño, bruscamente soy despertada por una mano calida y gruesa que trata de envolver mi cuerpo, siento un respirar en mi espalda cada vez mas cerca, era el, quien me insinuaba a que lleváramos a cabo lo que yo anteriormente había meditado, dar rienda suelta a nuestras pasiones.
Lo miro y por primera vez me enfrento a el en este escenario tan típico para responder a su invitación de trasnoche, “NO” “si quieres podemos compartir la cama para dormir, si piensas en otra cosa, te vas a dormir al comedor, si no te gusta, te vas”.
Me miro con una incredulidad que hasta hoy creo que la esta analizando, mi negativa a su invitación fue tan segura que no quedo nada mas que hablar, se abrigo con las mantas de mi cama formando con ellas una oruga, en la cual me dejo exiliada, me tape como pude, y comencé a meditar mi respuesta, y pensar que tiempo atrás no me hubiera rogado a su invitación, habría aceptado muy dichosa, ¡hay que decirlo! ¡Eres buen amante! Hoy no, te estimo como alguien que pudo ser pero no fue, te estimo por el candor de tu canto, te quiero como ser humano, pero nada mas.
Ya en silencio trato de serrar mis ojos, sintiendo una emoción extraña, se que lo que hice estuvo correcto, que debo guardar fidelidad, se que el amor no toco mi puerta, al contrario entro en un libro mágico que no quiero dejar de leer.
Almorzando con mi amigo y “Gurú” analizamos este episodio, llegando a un consenso, en el cual yo me comprometí a que seria la última vez que duermo con el enemigo.


Millaray Hoffman

3 comentarios:

Luzjuria dijo...

Sentir la respiración de ese hombre en mi espalda, me lleno de extraños sentimientos, y lo que gano fue el amor, el amor que le tengo a mi mágico libro... el tiempo me dejo sorda a sus melodías, evitando caer en la tentación...

Millaray H.

Anónimo dijo...

Vaya historia...da como para quien haya inspirado este relato se pueda sentir usado (no quisiera estar en sus zapatos). Pero bien que haya hecho ese compromiso de fidelidad porque, a la larga, es lo que nos queda en la vida.

Saludos afectuosos, de corazón.

Cynthia dijo...

Relato complicado y de varias maneras de interpretar..
Me quedo con la idea del respeto a uno mismo y sostener las realidades a pesar de que las tentaciones siempre estan presentes.

besos y muchos cariños para vos.