miércoles, 20 de enero de 2010

La Sagrada Familia

Y ahí estábamos, que nos consumían los nervios, el reloj dictador e implacable manifestaba el pasar de los minutos.

Momentos de reflexión, quizás era eso lo que reflejaban nuestros ojos, cada cual nadando en su Universo personal, mientras Rita gramaba como chivo en la sala de espera.

Nunca pensé que iría a parar a un Hospital público, y menos en un acontecimiento como este

¿Qué habremos olvidado?

Si todo estaba tan bien planificado, el día, el lugar y la hora, pero tú te nos adelantaste y nos ganaste la partida.

A ratos volvíamos a la realidad, compartir alegrías y nerviosismos y por que no decir también tristezas, todos unidos en un mismo sentimiento y apoyando a nuestro ser querido, que traía al mundo una nueva vida. Aquí no valían ni la condición y el estatus social, si no lo único era cuando ya nacería el tan anhelado ser.

Yo sentía como las miradas de Alan rebotaban en mi y buscaban convertirse en mi apoyo moral, tome su mano y la apreté fuertemente, el me abrazo y me llevo hasta su pecho consolándome “Calma, todo saldrá bien, ten paciencia ya llegara al mundo nuestro hijo”.

Quizás fue lo ultimo que me dijo que me prendió como fuego artificial, nunca pensé que el hombre quien en estos momentos era mi pareja tendría la responsabilidad y haría el gesto de amor de considerar mi hijo, como su hijo también.

Sin dudarlo y llevado por mi amor lo bese descaradamente, fue un beso eterno, un beso de entrega y compromiso, que fue interrumpido por la tosca voz de Ana, quien nos avisaría de que Rita ingresaba por fin a sala de partos.

Previa charla con una enfermera de turno y a esperar nuevamente, entre café y cigarrillos, entre caminatas sin sentido y expresiones entupidas, me puse analizar el futuro de mi hijo, si se ira a sentirá a gusto con esta gente tan diversa, lo haremos feliz, se enorgullecerá de nosotros etc.…etc.…

Era inevitable pensar “Que somos” yo un padre, enamorado de otro hombre, Ana la mujer de Rita, tan solo se traduce en esta frase “La mujer de Rita, ya ustedes entenderán a lo que menciono, invito a la reflexión.

Atemorizado de esta realidad arranco hacia las afueras, miro al cielo y me da nostalgia, quizás ya estaba tan forjado en mi vida lo que la sociedad nos a impuesto desde pequeño, en cuanto a lo que es bueno o malo, correcto o incorrecto o a lo tradicional que es “Un Hombre y Una Mujer” por lo que supongo que esta reacción seria normal.

Volteo a la izquierda y veo una gigantografía que hace mención a la temporada de “Santiago a mil, mas Teatro y para todos”.
Justamente su estreno seria el día de hoy a eso de las 21:00hrs con un ramillete de obras que marcaron nuestro Chile en estos últimos 20 años.
Sin Embargo lo que más me llamo la atención fue que iniciarían con cine Chileno y estrenarían nada más y nada menos que la “Sagrada Familia”.

Fue ahí cuando algo en mi hizo clic, yo que había visto la película podía entender que mi vida era otra historia, tan verdadera como cualquier otra, sin pensarlo mas ingrese nuevamente a la sala del hospital donde me toma por un costado Ana y por otro me abraza Alan, riendo y sollozando de felicidad y gritando a viva voz “Nació nuestro Hijo” “Somos Padres”.

Si, si, señores quieran o no Rita, Ana, Alan y quien les habla (Rubén) somos padres de un varón hermoso que nació las 03:15 de la madrugada de un día de Enero, somos y seremos todo para el, lo llamaremos David, pero lo mas importante, seremos para el su
“Sagrada Familia”.