EL SENTIR DE LAS NINFAS

Hoy hable con dos de ellas, estaban enojadas y algo melancólicas, sin saber el motivo les dije lo siguiente:

¡Calma mujer!

¿Que es lo que las atormenta?

Sus miradas cómplices rebotaban de manera agresiva en mí ser, es más una de ellas giro en torno a mí, mirándome de pies a cabeza, con voz ronca y temerosa me dijo:

¡A pesar de tener alas, igual eres hombre!

¿Cómo pretendes entendernos?

Si ustedes me cuentan os aseguro darle consuelo, ¡Na…! Puros cuentos, ustedes los hombres son todos iguales.

¡Sabes!

Nos aburrimos que siempre la iniciativa la tomemos nosotras, de que tengamos que entenderlos en su maldito machismo, de ser zalameras de sus gustos en comida, ropa y genio.
Cuando entenderán que no somos sus madres, si no sus hembras y que por lo demás necesitamos que se nos recalque día a día lo que significamos para ustedes. Hasta cuando tendremos que aguantar su ritmo agotado en la cama o fingir un orgasmo de vez en cuando, mmm..., esto no huele bien ¿Verdad?

Pero es nuestro sentir, es nuestra rabia e indignación, si tan solo se comprometieran con nosotras y fueran más que un complemento, o simplemente reconocieran sus errores en los momentos adecuados y sin miedo, sin esconder lo que les aflige, quizás las cosas serian distintas.
Ahora la comunión sexual ha dejado de ser placentera,

¿Que te pasa?

¡Si! a ¡Ti!;

¡Que cresta te pasa que no respondes como antes!

Tu silencio me otorga, me desespera, a tal punto que lo dejo solo con su olor a macho resentido.
¡Ves Angelito! No tengo respuesta, imagino que tu tampoco, obvio tendrías que estar en mi lugar, eso pasa por que no nos entienden.
En fin es incomprendido y triste el sentir de nosotras las ninfas.